09 diciembre 2005

REPORTAJES

CUATRO AÑOS SIN JAMES. Resurrecciones imaginarias.

Hace ya cuatro años que el incontestable Tim Booth decidía poner fin a la aventura de una banda que nació y creció en Manchester, en medio de la vorágine descontrolada de unos ochenta que parecen no querer abandonarnos. Se fueron en su segundo o tercer momento de gloria, después de publicar uno de sus mejores trabajos, el sabroso “Pleased To Meet You” (2001), dejando un himno de principios (“getting away with it all messed up, that´s the living”) y una gira de despedida memorable. Echando un vistazo a ese último concierto de su historia, uno se pregunta si el mundo no está definitivamente al revés: los que vuelven no pueden aunque lo intentan; los que pueden no quieren volver a intentarlo.

Comenzaron siendo una banda atípica con una atípica forma de enfocar el rock; más que rock, ese punk desenfadado y abierto a agentes externos que ya se habían encargado de homologar mitos como The Clash. “Stutter” (86) y “Strip-mine” (88) alegaban entusiastas manifiestos rebeldes sin orden ni concierto. De aquella época ha perdurado el estribillo sobre el tipo que ardía en llamas (“Johnny Yen”), pero aquellos discos esconden muchos tesoros secretos que no desmerecen (“Why So Close”, “Scarecrow” o “Medieval”, por citar alguna).

Gold Mother” (90) significó una clara frontera entre el antes y el después, dejando entrever un plato a plena cocción dentro de una olla express de inspiración. Canciones como “Come Home”, “Sit Down” o “Top of the World” lo rubrican. Y después llegó el momento de culminar la audacia, desmarcarse y definirse, surgiendo los gloriosos “Seven” (92) y “Laid” (93). El nombre de James aparecía ante el mundo, como una bailarina girando y girando en una caja de música. Entonces se fraguaron éxitos que hoy siguen sonando como cortes imprescindibles de la banda sonora del día a día: “Born of Frustration”, “Sometimes”, “Say Something”, “Ring the Bells”, “Laid” o “Sound”. Imposible desterrarlas del laberinto de las meninges.

“Whiplash” (97) supuso un nuevo reto, una ventana abierta a nuevos aires. Aunque no fue tan bien acogido, estaba igualmente repleto de tentaciones fulgurantes y traicioneras: “Waltzing Along”, “She´s a Star” o “Tomorrow”. Es verdad que “Millionaires” (99) resultó ser un experimento no muy bien enfocado, pero el retorno con el ya mentado “Pleased to Meet You” les devolvía a la senda de la coherencia. Las tribulaciones y las historias del señor Booth, mitad cuentacuentos, mitad predicador, volvían a florecer en la escena y en el recuerdo, como ráfagas de viento fresco que devuelven las ideas al estado primitivo de la inocencia, al pasado, a las experiencias que sabes que viviste, pero no recuerdas cuándo ni dónde. El sonido de una trompeta haciendo eco entre montañas… all this frustration, all this frustration…

Así que ése fue el último episodio de un relato bien contado. Su paseo final por nuestro país antes del desenlace (Festival de Benicasim 2001 y sala La Riviera de Madrid) pasó a los anales como una sucesión de imágenes, sonidos y palpitaciones imborrables que vuelven de vez en cuando, incluso cuando no son invitadas. El último show, recogido en el DVD “Getting Away With It..Live” (2002), muestra a unos James que se marchan tranquila y templadamente, con la dignidad como bandera, y con la lección bien enseñada y aprendida. Tim Booth (voz), Saul Davis (guitarra y violín), Mark Hunter (teclados), Jim Glennie (bajo), Adrian Oxaal (guitarra), Michael Kulas (guitarra) y Dave Bayton-Power (batería). Sin alardeos ni lágrimas. Sin pena ni arrepentimiento. Mirando hacia delante, y sabiendo que lo que queda atrás seguirá estando ahí para quienes deseen recordar.

Cuatro años de ausencia y siguen vivos. Sonando en el coche, en la oficina, en los bares y en la cabeza. Sonando en todas partes. Sonando siempre. “Sometimes.. when I look deep in your eyes I swear I can see your soul”.

1 comentario:

Oscar Casali Fuentes dijo...

Hola Mary

Sin duda lo de James sigue siendo una lástima y su disolución ha dejado un gran vacío dentro del mundo del pop británico, pese a los geniales discos que nos entregaron en legado. Esperemos que algún día podamos verlos reunidos nuevamente y revivir su encanto musical.

Saludos
Oscar