03 julio 2024

REPORTAJES

MOGWAI: IF THE STARS HAD A SOUND 

“For this music can put a human being in a trance like state

And give us a sneaking feeling of existing

Cause music is bigger than words and wider than pictures

If someone said that Mogwai are the stars I would not object

If the stars had a sound it would sound like this”. 

¿Recordáis esto? Con estas palabras comenzaba “Mogwai Young Team” (97), primer álbum de los escoceses Mogwai. Era un sampler sacado de la lectura de un artículo periodístico escrito en los albores de su carrera. Lo atraparon y lo usaron como aderezo, no porque se lo tomaran en serio, sino porque les pareció tronchante. Así son ellos. Casi treinta años después de que alguien los comparara con las estrellas, podría constatarse que se han convertido en una hermosa galaxia. No estrellas de gambito, superventas y tontería, sino estrellas de la perseverancia y la humildad, del trabajo duro y el amor por su oficio, de la música como forma de vida y pensamiento. Son gente que sabe ser y estar dentro del mundillo en el que les ha tocado vivir. Gente fiel a sus principios, a sus amigos, a su ciudad, a su público y a sus ídolos. Gente que lucha para no tener que cancelar una gira por más que se tuerzan las cosas. Gente que cede sus propiedades y conocimientos a los que quieren emularlos y ser como ellos. Gente que apoya causas justas de forma discreta y generosa. Gente que valora y promociona el trabajo de sus compañeros de profesión. Gente que siempre sonríe, que se resta importancia, que se divierte. Gente que nunca vende su espíritu. Y es gente que, tras casi tres décadas de viaje, ya metidos todos ellos en la larga cuarentena (o en la cincuentena algunos), son capaces de remangarse y ponerse a organizar un festival en Glasgow. Pero esta es otra historia para otro artículo que presumiblemente vendrá a continuación. 

Un buen día los chicos de Mogwai recibieron un email de un tipo llamado Antony Crook. Era un fan que decía ser fotógrafo y ofrecía amablemente un ejemplo de su obra como inspiración visual para la banda. Hubo conexión. Hubo feeling. Y de esa audacia salió el artwork de un álbum tan magnífico como “Hardcore Will Never Die, But You Will” (2011), con aquellas bellas fotos de la ciudad del Clyde. La amistad y la colaboración continúa férrea hasta el punto en el que ambos, banda y artista visual, deciden hacer algo más trascendente juntos. Se planea grabar una exótica gira de presentación de “As The Love Continues” (2021) por las más salvajes tierras escocesas. El COVID contraataca, vuelven los encierros y la idea se va al garete. Pero no del todo. Porque cuando existe voluntad de emprender y ganas de crear, los obstáculos se salvan solos. Y entonces se pone en marcha el plan B, que no es otra cosa que un documental retrospectivo que marca una línea temporal y emocional, una visión de Mogwai a través de imágenes de archivo, testimonios de compañeros, colaboradores, artistas cercanos y fieles seguidores. El resultado es un impresionante collage de grandes y pequeños momentos, de grandes y pequeños sonidos, con la música de la banda susurrando o atronando, trazando una historia con un punto culminante y una moraleja. El punto culminante (hasta la fecha) quizá fuera su número 1 en los charts británicos en aquella loca última semana de febrero de 2021. Nadie les regaló ni les facilitó nada. Llegaron ahí caminando con sus propios pies, con la única promoción de un boca a boca concienzudo. No hubo campañas publicitarias fastuosas ni titulares de prensa rimbombantes. No hubo desfiles militares por las calles del Reino Unido. Solo hubo un deseo colectivo de ganar a los más fuertes, y esa colectividad de fans entregados y maravillosos (he conocido a algunos y sé que lo son) hizo realidad un hecho que ni Stuart, ni Barry, ni Dominic ni Martin habían siquiera soñado nunca. La moraleja a partir de aquí está más que clara: las semillas que vas sembrando forman un árbol que al final da sus frutos. Canción a canción, disco a disco, concierto a concierto, Mogwai han ido abonando el camino que les ha llevado a ser una de las bandas más respetadas a nivel internacional, con su vitola de infalibles y su leyenda de imperiosos. Mucha gente ha sido secuestrada por su música a lo largo de los años y ahora no puede salir de la red. Es música conectada con el interior, con los sentimientos, con las experiencias del día a día, música que duele o alivia según el caso. Y Antony Crook se hace eco sabiamente de esas versiones, de personas que viven sus vidas con la música de Mogwai como banda sonora. Porque la música de estos tipos tiene algo mágico y jamás caduca. 

Hay muchas opiniones y alegatos interesantes en la película, salvo de sus propios protagonistas. Ellos se mantienen al margen, tras el telón, y aunque son los que escriben y manejan la historia, esta vez la historia la cuentan otros. Sabia idea. No se pueden dar más detalles. No se puede hacer spoiler. El documental solo se ha mostrado de momento en Estados Unidos y Gran Bretaña. Probablemente en España ni se huela. Si queríamos tener un poquito más de Mogwai debíamos viajar a Escocia (otra vez), hacer ese esfuerzo para poderlo vivir en el Glasgow Film Theatre, en compañía del estupendo Stuart y su pequeño Prince, y del encantador director y su familia, y de todos esos corazones sinceros y expectantes que aman a esta banda tanto como nosotros. Mogwai son leyenda. Una leyenda modesta, sin ego, escondida, muy underground, pero inmensa. “If The Stars Had a Sound” es un documento precioso, brillante y honesto. Es una carta de amor de un verdadero fan y de un gran amigo. Un homenaje enormemente merecido.

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