Es innegable que “Deserter´s
Songs” (98) ha sido un álbum capital en nuestras vidas. Sus delicadas
canciones son como arias que jamás se van de la cabeza. En 2012 ya pudimos
gozar del primer gran homenaje a este disco, que pasearon de principio a fin
por los escenarios sin escatimar en pompa y vehemencia. La criatura cumple
ahora 20 años, una excusa perfecta para volver a ella, y no porque no haya
otros discos también loables en su carrera, sino porque aquel fue el trabajo
clave en su devenir, nacido en un contexto nada halagüeño, el gran milagro de
la expiación. Así nos lo narró anoche Jonathan
Donahue, un improvisado pero excepcional preacher que encandiló a la
audiencia con sus emotivas (a veces tristes, a veces divertidas) historias.
Historias que resumen ese momento en que una banda se reencuentra a sí misma,
renace de sus cenizas y comienza a atravesar con renovada dignidad todas las
puertas y ventanas que se abren a su paso. Jonathan nos explicó al detalle por
qué “Deserter´s Songs” es lo que es,
y ahora todo cobra un indiscutible sentido. Y quizá por eso este álbum nos
gusta todavía más que antes de ayer, si es que eso es posible. Un discurso
lleno de sinceridad y también de evocación, pues el encantador de serpientes nos devolvió
con sus sutiles pinceladas a aquellos años 90 en que muchos nos hacíamos
mayores musicalmente hablando. Tampoco faltó la gratitud hacia aquellas bandas,
personas, amigos que alentaron el ánimo y la inspiración en los momentos necesarios,
como regalos caídos del cielo, y de ahí salieron las versiones “Here” y “Sea of Teeth” (de Pavement y
Sparklehorse, respectivamente) o el
esqueleto de “Delta Sun Bottleneck Stomp”
(en alusión a los determinantes Chemical
Brothers).
Una ocasión tan íntima y solemne requiere un formato adecuado; y por ello anoche Mercury Rev se mostraron como nunca los habíamos conocido, una nueva dimensión acústica y virginal para enseñarnos el corazón que late debajo de la piel de estas canciones. Livianos pero no en cueros: una armónica en “Tonite It Shows” y “Hudson Line”, arco y sierra en “I Collect Coins”, una flauta travesera en “Endlessly”, una trompeta en “Holes”, bombo y amplificador en “Opus 40” y, por supuesto, los mágicos acordes eléctricos del gran Grasshopper, colorearon los esbozos de unos temas que en su forma embrionaria no pierden ni un gramo de esplendor. Un hipnótico y honesto recital, rematado con un afectuoso acercamiento a la audiencia. Estas son las cosas que acentúan la grandeza. Que justifican las miles de horas invertidas durante años en esta maravillosa banda.
Una ocasión tan íntima y solemne requiere un formato adecuado; y por ello anoche Mercury Rev se mostraron como nunca los habíamos conocido, una nueva dimensión acústica y virginal para enseñarnos el corazón que late debajo de la piel de estas canciones. Livianos pero no en cueros: una armónica en “Tonite It Shows” y “Hudson Line”, arco y sierra en “I Collect Coins”, una flauta travesera en “Endlessly”, una trompeta en “Holes”, bombo y amplificador en “Opus 40” y, por supuesto, los mágicos acordes eléctricos del gran Grasshopper, colorearon los esbozos de unos temas que en su forma embrionaria no pierden ni un gramo de esplendor. Un hipnótico y honesto recital, rematado con un afectuoso acercamiento a la audiencia. Estas son las cosas que acentúan la grandeza. Que justifican las miles de horas invertidas durante años en esta maravillosa banda.
Setlist: “The Funny Bird”,
“Tonite It Shows”, “I Collect Coins”, “Hudson Line”, “Endlessly”,
“Here”, “Delta Sun Bottleneck Stomp”, “Sea of Teeth”, “Goddess
on a Highway”, “Holes”, “Opus 40”, “The Dark Is Rising”.
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