Publicación:
Mayo 2016
Sello:
XL Recordings
Han
pasado días dándole al coco, pensando qué escribir sobre lo nuevo de Radiohead. Otra jugada anti-marketing
que se convierte en noticia en boca de todos. “A Moon Shaped Pool”, bonito título. “Burn The Witch”, primer bocado, interesante canción, con un video
de esos que despiertan la admiración por el arte de la animación. “Daydreaming”, segundo plato, unos Radiohead más lívidos y sinfónicos. ¿Y
el resultado total? Incierto. Una pronunciación incapaz. Porque con otros álbumes ya
surgieron las dudas, y finalmente se comprendieron, convirtiéndose en clásicos.
Seremos valientes aún a riesgo de caer en desgracia: Radiohead tocaron cielo, quizá fue con “In Rainbows” (2007). Y ahí llegó la inflexión, de banda de
referencia a banda Guadiana que viene y va, que vive de lo que fue y que sigue
siendo por obra de una legión de fans infatigable. No estamos ante un mal
disco, no. Menos experimental que aquel “The
King of Limbs” (2011) que tan cuesta arriba se hacía y que los convirtió en
un sucedáneo de rave party en
directo. No es un mal disco pero tarda en calar y condensa estatismo y frialdad,
con un Yorke empeñado en esconder su inexplotada voz tras la sombra de la London Contemporary Orchestra. Incluso
hay temas que hacen perder el hilo, llevar la mente hacia otra parte, el oído
perezoso por no encontrar una epifanía como las de antaño. Demasiados tics se
repiten y la inversión que nos vendieron se convierte en aire. Por suerte se ha
recuperado “True Love Waits”, un
regalo que marca la diferencia porque viene de una galaxia muy lejana. Y
llegados a este punto, ¿qué cabe esperar? A lo mejor es el momento de que Jonny (Greenwood) vuelva a coger su fusil (guitarra).
Lo
mejor: “Burn The Witch”, “Daydreaming”, “Decks Dark”, “Glass Eyes”, “The Numbers”,
“True Love Waits”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario