REPORTAJES
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La vida nueva.
A propósito de su nuevo LP, “Losing Sleep” (2010), la dura y laudable historia de Edwyn Collins ha vuelto a las portadas y páginas principales de muchas publicaciones. No es para menos. Su progreso es todo un ejemplo, una hermosa lección que nos enseña lo que es la vida y nos muestra una característica valiosísima del ser humano: la lucha por aferrarse a ella. En 2005, el escocés sufrió una doble hemorragia cerebral que le dejó al borde de la muerte. Consiguió apartase del filo, pero pagando un alto precio. Las secuelas de aquella fatal suerte han dejado mella en el artista. No sabíamos hasta qué punto hasta que lo vimos subirse a un escenario, el de Boadilla del Monte en 2008. Con visibles dificultades para caminar, moverse y hablar, Edwyn se sentó frente al micro, la música empezó a sonar a su alrededor, y de su boca renacieron, como fruto de un milagro, todas las palabras que una vez brotaron de su corazón, de su mente lúcida y sin defecto. Perfectamente hiladas, sin fisuras y plenas. Aquel concierto fue algo más que un simple set de festival a media tarde. Fue un misterio de la naturaleza. Nuestras almas se encogieron y nuestras manos sangraron en cada aplauso, especialmente en el aplauso final tras una “A Girl Like You” que supo a auténtica victoria, a celebración.
Edwyn Collins siempre tuvo su presencia. Quizá nunca fuera el favorito, pero sí un artista necesario. Ya con Orange Juice firmó algunos de los discos de pop más nítidos de la década de los ochenta. Ahí están “You Can´t Hide Your Love Forever” (82), “Rip It Up” (82) y “The Orange Juice” (84), plagados de grandes estribillos. La continuidad de aquel pequeño legado llegó con sus trabajos en solitario. Quizá fue “Gorgeous George” (94) el que lo puso con mayor fuerza en el mapa, y esa canción con sabor a clásico de todos los tiempos, esa “A Girl Like You” que exudaba (y exuda, siempre es un placer escucharla) elegancia por los cuatro costados. Con ella Edwyn se coronó como verdadero genio del pop, mitad gentleman, mitad canalla. En ese disco empezaron a vislumbrarse sus otros vicios musicales, sus influencias negras, sus inquietudes experimentales. Aunque quizá el giro más acusado se produjo con “I´m Not Following You” (97), un mareante catálogo autoeditado de estilos con cabida para el folk, el soul, el garage, el avant garde, el swing o la música disco. Secuencia creativa que seguiría en cierta manera con “Doctor Syntax” (2002), sin tantas buenas canciones pero con aceptables intenciones.
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Todo son buenas noticias. En noviembre estará otra vez sobre nuestros escenarios, como parte del cartel del Primavera Club. Por desgracia no podremos ir a aplaudirle de nuevo, pero aquí y ahora queda nuestra más sincera enhorabuena, nuestro gozo y nuestra más profunda admiración. Bravo, Edwyn.
Diez canciones imprescindibles:
- A Girl Like You
- The Campaign for Real Rock
- Falling and Laughing
- Keep on Burning
- Johnny Teardrop
- Adidas World
- The Magic Piper (of Love)
- What Presence?
- One Track Mind
- Losing Sleep
www.edwyncollins.com