28 septiembre 2007

DISCOS


LIARS. Liars.

Transfiguraciones.

Hoy hace justo un año que prendieron fuego a la Moby Dick (cómo pasa el tiempo, coño) y ya es oficial: los mentirosos van a su rollo. Han vuelto a hacerlo, han vuelto a sorprender, aunque lo realmente sorprendente sería lo contrario. Sin preocuparse por buscar un título impactante para el cuarto largo (mejor; los dos primeros eran imposibles de memorizar), la gracia de “Liars” (2007) reside en que hay ratos en que dejan de ser Liars (o sea, únicos) para empadronarse con mayor o menor fidelidad en sonidos Happy Mondays (“Houseclouds”), Massive Attack (“Sailing to Byzantium”), The Jesus & Mary Chain (“Freak Out”) o My Bloody Valentine (“Pure Unevil”). A lo mejor fue intencionado, a lo mejor salió natural. El caso es que a tan imprevisible triángulo equilátero es imposible atribuirle cargos de usurpador, oportunista o payaso, por numerosas razones. Porque “Leather Prowler” y “The Dumb in the Rain” sí tienen ese espeluznante olor a campo de concentración marca de la casa; porque entre el desconcierto aún emerge esa canción trepidante fetén que te deja pasmado (“Plaster Casts of Everything” y “What Would They Know”, para quitarse el sombrero); porque un temazo como “Protection” (¿himno electro-pop del año?) merece indulgencia jacobea eterna, sea obra de quien sea. Pues eso, que sigan a su puñetera bola, que todo queda perdonado.

www.liarsliarsliars.com

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