RETROSPECTIVAS
LOVE. Forever Changes.
FAIRPORT CONVENTION. What We Did on Our Holidays.
Aquellos maravillosos años (a ambos lados del gran charco).
El final de los sesenta fue una época inolvidable. Acontecimientos de calado universal, reivindicaciones sociales hasta entonces nunca vistas, nuevas modas-filosofías y cómo no, una nueva era en la era de la música. Una época por desgracia no vivida, pero inmortalizada en documentos como el film “Woodstock” de Michael Wadleight (pecado no verlo; para amantes de la música y amantes del cine) y en todos aquellos sonidos una y otra vez redivivos como si el tiempo no existiera. Históricos vinilos relucientes vieron la luz en aquellos años. “Tommy” de The Who, “The Pipper at the Gates of Dawn” de Pink Floyd, “Astral Weeks” de Van Morrison, “Let It Bleed” de los Rolling Stones o el “White Album” de los Beatles en las islas británicas. “Electric Ladyland” de Jimi Hendrix, “We´re Only in It for the Money” de Frank Zappa, “Surrealistic Pillow” de Jefferson Airplane, “Green River” de Creedence Clearwater Revival o los homónimos de Buffalo Springfield y The Doors en la revuelta y descontenta América. Allá y acá, a un lado y al otro del Atlántico, los corazones de la gente latían, las mentes se sumergían en piscinas de nuevas ideas y ácidos, y los músicos fueron la voz alentadora y pregonera de todo ello. La retrospectiva de aquellos maravillosos años sería una enciclopedia interminable. Acotemos pues, sumergiéndonos en dos discos fascinantes que también forman parte de esta historia.
Los Angeles. California. “Forever Changes” (67) es un clásico. Está en millones de discotecas particulares, en los libros, en los museos y en los repertorios favoritos de muchos músicos actuales. El sobrecogedor talento de Arthur Lee y Brian McLean quedó plasmado en esta colección de joyas donde el folk y el rock se unen en un abrazo cálido y sincero en medio de una brisa intermitente de trompetas y arreglos orquestales. Arthur Lee era el capataz del grupo y su obstinada mente no tenía límite: composiciones complejas sin hilo argumental definido, poniendo notas perfectas en lugares inesperados para darle el vuelco definitivo a la canción, convirtiéndola en magistral, mágica y ante todo coherente. Así son “You Set the Scene”, “A House Is Not a Motel”, “Live and Let Live”, “The Red Telephone” y “The Daily Planet”. A sus espaldas, Brian McLean afinó su pluma para crear “Alone Again Or”, faro del álbum, brillante, sencilla y con cierto sabor a tequila (normal que Calexico se empeñen en perpetuarla, está hecha para ellos), y la encantadora “Old Man”, poesía con enseñanza (“ahora parece que las cosas no son tan extrañas, puedo verlo más claro, he encontrado mi camino”). Porque hablar de Love es hablar de poesía, en lo musical y en lo lírico. Hay versos con mensajes de todo tipo; de amor, desde luego, pero también de odio figurado (“hay un pájaro sentado en una rama; cogeré mi pistola, la tengo en la mano, porque está invadiendo mi territorio”), de duda (“me pregunto quién quedará mañana, ¿tú o yo?”), de resignación (“podría enamorarme de casi todo el mundo, pero esta noche volveré a estar solo”) y de esperanza (“estos son los tiempos y la vida que estoy viviendo, y afrontaré cada día con una sonrisa”). Por si las once perlas de que consta fueran poco, la edición de lujo de 2001 amplía el cargamento con la risueña “Wonder People (I Do Wonder)”, demos, versiones alternativas y alguna sorpresa más. La memoria de Arthur Lee (fallecido en 2006) puede considerarse honrada con este humilde homenaje.
Londres. Reino Unido. Bautizados a menudo como los Jefferson Airplane británicos y acreditados por los sabios como los inventores del folk-rock en las islas, Fairport Convention son tan fáciles de escuchar como difíciles de seguir. Su perpetuidad durante más de tres décadas y las idas y venidas de sus miembros hacen del ente un hotel de músicos más que la típica banda al uso. “What We Did on Our Holidays” (69) marcaba los comienzos del viaje y los primeros cambios a la vez. Fue el debú de Sandy Denny, la voz femenina más notable en la historia del grupo. El trabajo muestra claramente una intención de fidelidad al paradigma dylaniano. En él se pueden encontrar deliciosas melodías de vocación puramente folk (“Fotheringay”, “Book Song”), otras puramente rock (“Mr. Lacey”), preciosos himnos hedonistas y comunitarios (“No Man´s Land”, “Tale in Hard Time”), músicas tradicionales (“Nottamun Town”, “She Moves Through the Fair”) y quizá la canción más redonda en el vasto repertorio de la banda (“Meet on the Ledge”). También hay un palco de honor para dos referentes imprescindibles como el propio Bob Dylan y Joni Mitchell, en las versiones de “I´ll Keep It With Mine” y “Eastern Rain” respectivamente. Sabemos de dónde somos, pero hay algo oculto tras el horizonte.
Dos soberbios discos. Dos magníficos tesoros del legado de un momento. Un legado complejo, formidable y con mucho por descubrir todavía. Un momento lejano, pero sencillo de revivir ejercitando el músculo secreto que todo el mundo tiene en alguna parte: la imaginación.
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www.fairportconvention.com